Los avances en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) afectan positivamente la educación hoy en día, creando ambientes de aprendizaje donde se fomenta el aprendizaje autónomo. Gracias a estos avances, los ambientes de aprendizaje han dejado de ser exclusivamente físicos y se han trasladado al ciberespacio, colocando al estudiante como protagonista nato de la educación y respondiendo a un fenómeno social surgido a partir de las nuevas generaciones (milennials y generación Z), los cuales tienen una relación directa con la tecnología, debiéndose, en gran medida, a la inclusión tecnológica en su vida cotidiana. Así que cuando realizamos la ecuación ambiente de aprendizaje más TIC, el resultado tiene mayor efecto en dos puntos clave, dígase: En lo individual, ya que el estudiante se apropia del conocimiento; y en lo social, con la aplicación de lo aprendido.
El modelo de aprendizaje autónomo propone al individuo como autor de su propio desarrollo, donde la idea es que éste elija los caminos, las estrategias, las herramientas y los momentos que considere pertinentes para aprender y poner en práctica, de manera independiente, lo que ha aprendido, es decir, cuando es capaz de pensar por sí mismo con sentido crítico teniendo en cuenta muchos puntos de vista. Ésta es una forma de decir que los estudiantes pueden establecer metas y autoevaluarse, al identificar las necesidades individuales de su aprendizaje, convirtiéndoles en los principales agentes de su propio desarrollo (Porras-Velásquez, 2010), y no limitándoles a depender de lo que el docente o los compañeros les indiquen.
La meta de cualquier estrategia particular de aprendizaje será la de afectar el estado motivacional y afectivo, y la manera en la que el discente selecciona, adquiere, organiza o integra nuevos conocimientos. Por tanto, lo que se busca con las estrategias de autoaprendizaje, es que el estudiante fije un compromiso individual, donde él mismo establece sus objetivos, procedimientos, recursos, evaluación y momentos de aprendizaje, aportando sus conocimientos y experiencias previas; lo dicho anteriormente coloca entonces al docente, como un guía que dirige al alumnado para que aprendan a aprender con las técnicas que mejor les favorezcan.
A continuación, mencionamos y describimos siete estrategias que favorecen el aprendizaje autónomo:
1. Estrategias de organización. Intentan combinar los elementos informativos seleccionados en un todo coherente y significativo. Desde la perspectiva de Monereo, Castelló, Clariana, Palma y Pérez (2011), las estrategias de organización permiten que los estudiantes realicen una estructuración propia acerca de la temática que van a aprender, lo cual les permite clasificar la información con la intención de conseguir una representación correcta de ésta, explorando las relaciones posibles entre sus distintas partes y/o las relaciones entre los datos que han de asimilar, así como las formas de organización esquemática internalizadas por quien aprende. Los organizadores gráficos constituyen ejemplos de este tipo de estrategias.
2. Estrategias de elaboración. Según Monereo (1990), las estrategias de elaboración incluirían aquellas técnicas, métodos y formas de representación de datos que favorecen las conexiones entre los conocimientos previamente aprendidos por el sujeto y losnuevos contenidos. A este grupo corresponden prácticas tales como la toma de notas y apuntes, creación de analogías, paráfrasis, cuestionarios, esquemas previos a una redacción, entre otras.
3. Estrategias de ensayo. De acuerdo con Díaz-Barriga y Hernández-Rojas (2010), también se conocen como de “recirculación de información” y son las más básicas y superficiales. Son aquellas que implican la memorización de los contenidos, ya sea repitiéndolos en voz alta, copiándolos o subrayando las partes clave para luego integrarlos en la memoria a largo plazo, de forma tal que la nueva información servirá de base para el procesamiento de los nuevos conocimientos, integrándolos con los anteriores, aunque sin aplicación de procesos reflexivos.
4. Estrategias metacognitivas. Para Brown (1987, citado por Díaz-Barriga y Hernández-Rojas, 2010, p. 244), la metacognición es el “conocimiento sobre nuestros procesos y productos de conocimiento”. Por su parte, Flavell (1993) denominó a la metacognición como la capacidad de ser consciente de procesos y productos internos, cognitivos (conocer cómo conocemos).
5. Estrategias de autorregulación. Desde el punto de vista de Díaz-Barriga y Hernández-Rojas (2010), este tipo de estrategias están asociadas con la metacognición, aunque presentan diferencias. Las estrategias de autorregulación ocurren en las actividades académicas de alto nivel, es decir, que es un saber que se hace; no sedeclara, sino que se realiza. Se trata de un saber procedimental y de acción. Beltrán (1996, citado por Lobato Fraile, 2006), señala que la función autorreguladora de la metacognición se lleva a cabo a través de tres tipos de estrategias: planificación, autocontrol o monitoreo, y autoevaluación. Según Kluwe (1987, citado por DíazBarriga y Hernández-Rojas, 2010), se pueden resumir en las preguntas: ¿Qué voy a hacer?, ¿cómo lo voy a hacer? (planificación), ¿qué estoy haciendo?, ¿cómo lo estoy haciendo? (monitoreo o supervisión), ¿qué tan bien o mal resultó el producto? (autoevaluación).
6. Estrategias de evaluación. Son procesos de autoevaluación que contribuyen a aumentar el conocimiento que los estudiantes tienen sobre sí mismos, sobre las tareas y sobre las estrategias empleadas; se pueden llevar a cabo durante el estudio de un nuevo tema y/o al final. A partir de los resultados obtenidos pueden comprobar si han alcanzado los objetivos propuestos y con ello valorar la eficacia de las estrategias empleadas, los recursos utilizados, etcétera (Lobato-Fraile, 2006).
7. Estrategias de apoyo afectivo ante el estudio. Lobato-Fraile (2006) las define como variables no intelectuales que influyen en la implicación del estudiante con la tarea, la adaptación a su entorno y a las exigencias de las tareas. Dentro de esta clasificación se pueden encontrar: la organización del tiempo, el manejo del espacio y ambiente para favorecer el estudio, la motivación, el esfuerzo y estado de ánimo, entre otras estrategias. Tienen que ver con la inteligencia emocional.
Finalmente, entendemos que la importancia de aplicar estas estrategias radica en motivar al alumno a aprender y adquirir conocimientos (por su cuenta), no sólo para aprobar, sino para aplicarlos en la vida real, porque es una situación “ganar-ganar”, tanto para él, como para la sociedad, ya que en la actualidad tenemos un gran número de estudiantes que logran un título universitario, y se encuentran en situaciones en las cuales no pueden aplicar lo estudiado, quizás porque no fueron expuestos al problema que enfrentan o porque simplemente se dedicaron a “pasar” asignaturas y dejaron de lado la comprensión, luchando por una nota en lugar de un aprendizaje significativo.
Gónzalez Cástulo, Y., Vargas-Garduño, M. L., Del Campo del Paso Gómez, M. I., Méndez Puga, A. M. (julio-diciembre 2017). Estrategias que favorecen el aprendizaje autónomo en estudiantes universitarios. Revista Caleidoscopio, (37), 75-82. https://revistas.uaa.mx/index.php/caleidoscopio/article/view/903/872
Estrategias para aprender a aprender - ¿Cómo desarrollar el aprendizaje autónomo? (2020, 22 de marzo). Docentes al Día. https://docentesaldia.com/2020/03/22/estrategias-para-aprender-a-aprender-comodesarrollar-el-aprendizaje-autonomo/
Por: Luis Alfredo Calderon Sanchez, Stevenson Steve Svelti De Oleo, Deiry Manuel García Ogando, Jonathan Lorenzo Contrera, Rainel Segura Morillo y Rikelvin Alcántara Reyes.